Psiquiatras de nuestro Hospital integran consorcio para predecir qué personas desarrollarán esquizofrenia, usando marcadores biológicos


El Laboratorio de Psiquiatría Traslacional, dirigido por el doctor Pablo Gaspar de Clínica Psiquiátrica Universitaria de nuestro Hospital, se integra a PRESCIENT, asociación entre los Institutos Nacionales de Salud (NIH), la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA) y múltiples organizaciones públicas y privadas.

 

Según explica el Dr. Gaspar, investigador principal PRESCIENT en Chile (por programa Accelerating Medicines Partnership Schizophrenia), esta iniciativa aborda la necesidad crítica de tratamientos más efectivos para las personas con esquizofrenia y afecciones de salud mental relacionadas, y tiene como objetivo predecir qué personas van a desarrollar esta enfermedad, utilizando marcadores biológicos a múltiples niveles de estudio. De esta manera dará pie a herramientas que mejorarán considerablemente el éxito en la generación de intervenciones en personas que estén en riesgo de desarrollar esta patología.

“Es uno de los mayores esfuerzos colaborativos en la historia del NIH, orientado a dar soporte económico e infraestructura a treinta y cuatro centros de todo el mundo, con el fin de desarrollar biomarcadores para predecir la esquizofrenia y establecer las bases para nuevas terapias basadas en medicina de precisión aplicada a la psiquiatría”, recalca el académico.

Su integración a este programa internacional se debe a la amplia trayectoria del Laboratorio de Psiquiatría Traslacional en el área, pues ya en 2017 la Clínica Psiquiátrica Universitaria implementó un programa pionero en nuestro continente para la detección precoz de la psicosis, en un modelo que combina asistencia e investigación. Esta última, orientada a detectar biomarcadores que posibiliten el diagnóstico y la intervención tempranos, de manera de retrasar  la llegada del primer episodio crítico de la enfermedad o disminuir su gravedad. Esa línea de investigación, en conjunto con expertos de la Universidad de Columbia, Estados Unidos, los llevó en el 2018 a publicar resultados en The American Journal of Psychiatry, en los que mostraron que las alteraciones en la percepción del movimiento, observadas mediante neuroimágenes funcionales y electroencefalografías, son biomarcadores tempranos —desde antes del primer episodio psicótico— de la esquizofrenia.

Luego, desde el 2019 y junto a especialistas de todo el país, crearon la Red Chilena de Estados Mentales de Riesgo (Red-EMAR), de la cual el doctor Gaspar fue uno de sus fundadores y su primer director. Con ella, establecieron vínculos colaborativos con profesionales desde Arica a Chiloé y desde la academia a la atención pública. Esta red es un esfuerzo colaborativo de especialistas de los ámbitos adulto e infanto-juvenil, como son los doctores Hernán Silva, Manuel Reyes, Emmanuel Méndez, Alejandro Maturana, Sandra Venegas, Adriana Gutiérrez y Daniela Fernández, entre otros.

En vistas a esa trayectoria, el doctor Gaspar fue electo vicepresidente para Latinoamérica de la Sociedad de Intervención Temprana en Salud Mental, IEPA (Early Intervention in Mental Health), importante red internacional integrada por profesionales, académicos e investigadores que trabajan en el estudio y tratamiento de las primeras fases de los trastornos de salud mental que abarca un enfoque transdiagnóstico. Con sus orígenes en la intervención temprana en psicosis, tiene como objetivo mejorar la conciencia de las fases iniciales de los trastornos de salud mental en general, sus causas, la prevención y el proceso de recuperación, y su misión es proporcionar una red para la comunicación y colaboración internacional.

Además, en junio recién pasado, el doctor Gaspar junto a la profesora Alicia Figueroa-Barra, lingüista, investigadora asociada del Laboratorio de Psiquiatría Traslacional y miembro del Departamento de Psiquiatría Sur, y el profesor Mauricio Cerda, del Instituto de Neurociencia Biomédica, BNI; del programa de Biología Integrativa del Instituto de Ciencias Biomédicas  y subdirector del Centro de Informática Médica y Telemedicina, crearon un algoritmo en base a análisis automatizado del lenguaje para predecir probabilidad de desarrollar esta patología, el que fue publicado recientemente en la revista Nature Schizophrenia.

Así es como “la Universidad de Chile, y en particular el Laboratorio de Psiquiatría Traslacional, fue invitada a participar de este consorcio, porque tenemos las capacidades clínicas, técnicas y la trayectoria necesaria, siendo los únicos de Latinoamérica y casi del Hemisferio Sur, a excepción de Oceanía”, sentencia el doctor Gaspar.

 

Proyecto PRESCIENT

En ese sentido, explica que desde hace unos 20 años el NIH está tratando de desarrollar una nueva manera de clasificación y diagnóstico de las enfermedades mentales, de manera de relevar la contribución de la investigación neurocientífica y neurobiológica en el área, incorporando sus avances al diagnóstico psiquiátrico, de manera de apuntar hacia la medicina de precisión. “De esta forma, desarrollaron consorcios que convocan a centros de todo el mundo y que permite el desarrollo de nuevas herramientas diagnósticas y terapéuticas”.

La Universidad de Chile se une entonces al consorcio internacional PRESCIENT, que examinará prospectivamente y de manera transdiagnóstica una variedad de factores de riesgo potenciales para los jóvenes en alto riesgo de psicosis, con el objetivo de crear herramientas para predecir mejor los resultados y desarrollar los mejores planes de tratamiento posibles.

El estudio reclutará a 1.187 participantes en todo el mundo —particularmente en Australia, Asia, Europa y Chile—, recopilando una amplia gama de información sobre sus síntomas y antecedentes familiares, biológicos y genéticos. En nuestro país, y con el apoyo de Red-EMAR, la cohorte incluirá a 30 sujetos con estados de riesgo de sicosis entre 12 y 30 años, además de 45 en el grupo control, que no hayan tenido una enfermedad siquiátrica del ámbito psicótico diagnosticada previamente, capaces de entender y consentir la investigación y que puedan adherir al programa.

Los voluntarios serán evaluados mensualmente durante 12 meses y luego a los 24 meses, para determinar si han desarrollado algún diagnóstico psiquiátrico. Para ello deberán participar de entrevistas clínicas para abordar sus actividades diarias, comportamiento, emociones y estados de ánimo, y realizar tareas de distintos dominios neurocognitivos, como por ejemplo la atención, memoria y cognición social. Además, se les tomará un registro de actividad cerebral eléctrica, mediante electroencefalografía; se les realizará resonancias magnéticas estructurales y funcionales; se les tomará muestras de sangre y saliva para buscar biomarcadores inmunológicos asociados, se estudiará su discurso y se los invitará, opcionalmente, a registrar su estado de ánimo y comportamiento diarios a través de una aplicación para teléfonos inteligentes.

 

Estímulo para la Universidad de Chile y para el continente

¿Qué implicará Para la Universidad de Chile participar de un consorcio internacional de esta relevancia? El doctor Gaspar dice que a nivel institucional, ya establece el desarrollo de colaboración entre distintas unidades, como son la Clínica Psiquiátrica Universitaria, el Departamento de Neurociencia de la Facultad de Medicina y el Centro de Investigación Clínica Avanzada (CICA) del Hospital Clínico. Además, implica la colaboración entre académicos de la universidad; “son coinvestigadores del proyecto en Chile los doctores Rolando Castillo, Rocío Mayol, Sebastián Corral, Tatiana Adasme, Francisco Zamorano y Alejandro Espinoza, pues se requiere de especialistas expertos en áreas como biología molecular, electroencefalografía, neuropsicología, neuroimagen funcional, un equipo muy grande de personas, de los cuales varios ya están haciendo una certificación a nivel internacional en su respectivo campo de estudio para poder aplicar los exámenes que vamos a utilizar”.

También, señala que representará la inyección de importantes recursos para infraestructura: “Uno de los problemas de este tipo de proyectos son las diferencias metodológicas dadas por la existencia de diferentes equipos y softwares entre los centros que participan. Por ello, el primer objetivo del proyecto fue dotar a los centros participantes de infraestructura de alto nivel y homogénea entre ellos. Así es que pronto tendremos, por ejemplo, un electroencefalograma digital de gran calidad, igual al que se usará en todos centros del mundo. En cuanto a la resonancia magnética funcional, se invirtió para que tengan las mismas herramientas informáticas y, en el caso de nuestro país, se harán en el Departamento de Neuroimágenes de la Clínica Alemana”.

Desde el punto de vista formativo, la iniciativa redundará en la participación tanto de académicos como de estudiantes de postgrado y postítulo e, incluso, “la potencial postulación a proyectos internos de este consorcio, relacionados a la generación de herramientas y productos, como podría ser un algoritmo para calcular el riesgo de padecer esquizofrenia o el desarrollo de nuevos métodos de análisis para distintos dominios o biomarcadores cerebrales”.

A nivel continental, el doctor Gaspar cree que la participación en este consorcio “es un puntapié inicial, porque creo que como Latinoamérica debemos tener una red de programas de prevención en salud mental con ‘cueca, samba y tango’, en la que visibilicemos nuestros problemas, virtudes e idiosincrasia, que es muy distinta en otras partes del mundo y en ese contexto, desarrollar programas que permitan ayudar a nuestros adolescentes”.

Y es que, afirma, el 90% de la investigación mundial en salud mental se hace en naciones desarrolladas y sólo el 10% restante en países de bajos ingresos, siendo que “el 90% de la carga de salud mental está en los países de bajos ingresos y el 10% en los de mayores recursos. Tenemos la obligación ética de desarrollar nuestros propios programas porque no podemos importar nuestra propia identidad. Esa mirada regional es mi bastión”.

 

Fuente: Hospital Clínico de la Universidad de Chile.