Estrategias de protección a nuestra salud emocional


Las tres estrategias más importantes o los tres grupos de estrategias son las estrategias que protegen la salud física, las estrategias emocionales y las estrategias conductuales.

 

En primer lugar las estrategias hacia la salud física. Como explica el psiquiatra Dr. Sergio Barroilhet: “Clave el sueño. No vamos a ser nunca suficientemente insistentes para insistir sobre la importancia del buen dormir. Hay que buscar la manera de lograr funcionalizar, optimizar el sueño lo más posible. Un sueño entre 7 y 9 horas. Acuérdense que el sueño es un hábito y por lo tanto uno tiene que ordenarlo para que el sueño funcione. Lo segundo también muy importante, insistir en el ejercicio, en el ejercicio físico, no tiene por qué ir a subir el cerro, basta media hora al día de caminata, que sea una caminata más rápida en que podamos subir las pulsaciones, ojalá sobre 120 latidos por minuto para que pueda ser un ejercicio útil”, detalla el experto en salud emocional.

Los segundos grandes grupos de estrategias tienen que ver con las estrategias emocionales. Nosotros somos seres emocionales. Estamos cargándonos emocionalmente de cosas todo el tiempo y necesitamos descomprimir. Para esto es muy importante tener espacios en que podamos expresarnos emocionalmente, ya sea a través de conversaciones con nuestros seres queridos o con amigos, a través de hablar de lo que nos pasa y también muchas veces el poder hacerlo a través el utilizar por ejemplo medios artísticos: poder cantar, bailar, pintar, escribir, todo eso que nos permite expresar nuestras emociones contribuye a bajar nuestra carga de estrés.

Y el tercer grupo de estrategias son las estrategias que vamos a llamar estrategias conductuales. Y aquí diría que son dos las más importantes. La primera es que cuando nosotros estamos bajo un contexto de estrés tendemos a apegarnos a nuestras rutinas y eso como que queremos seguir haciendo lo mismo de la misma manera que lo hacíamos y nos aferramos a eso. Pero en contexto de estrés es un contexto que nos interpela a cambiar, a readaptarnos y muchas veces requiere que flexibilicemos nuestras rutinas, que podamos soltar aquellas cosas que no son tan importantes. No es tan importante que el aseo quede impecable como siempre, que lo hagamos con toda la frecuencia que lo hacíamos antes.

No es importante que un día los niños no se conecten o no funcione el tema de la tele-escuela. No tenemos por qué estar desde que inicia la clase hasta que termina y que todo funcione fantástico. Tener esa flexibilidad para poder ajustarnos a que este no es un contexto normal y que por lo tanto va a requerir que nosotros podamos ir pesando y podamos mantener un equilibrio en función de graduar nuestra exigencia.

Y el segundo elemento en las estrategias conductuales tiene que ver con hacer un uso organizado de nuestro tiempo y sobre todo de los tiempos de descanso. Efectivamente el descansar no es simplemente dejar de hacer lo que hacíamos, sino que requiere hacer otras cosas, poder meter nuestra cabeza en otra ocupación diferente de aquella en la que nosotros trabajamos y poder de esa manera entonces cambiar un poquito el foco, cambiar nuestra mente de estado mental hacia un estado mental conectado con otras cosas y de esa manera entonces vamos a lograr desconectarnos del trabajo. Pasar el fin de semana en pijama o no hacer nada puede ser igual de estresante porque nuestra cabeza sigue conectada con aquello que nos está pasando. Tenemos que agarrar un libro, leer, hacer ejercicio, cultivar plantas, hacer jardinería, cocinar algo que sea rico, poder hacer alguna actividad con personas conocidas a través de los medios de comunicación a distancia, buscar y planificar que nuestro espacio de descanso sea un espacio en que podamos realmente desconectarnos de nuestro trabajo y conectarnos con las cosas resultan gratas y placenteras.