El silencio de la depresión


Según la Organización Mundial de la Salud, la depresión es una enfermedad frecuente en todo el mundo, pues se estima que afecta a un 3,8% de la población mundial.

 

La depresión es un síndrome, un conjunto de síntomas, que incluye falta de ánimo, baja energía, motivación o iniciativa, tristeza, pena, anhedonia, problemas para dormir, alteraciones del apetito, frecuentemente se agrega ansiedad o angustia, síntomas físicos como cansancio, indigestión, fatiga o dolores, en situaciones graves también ideación de muerte o suicida. La depresión afecta dependiendo de la gravedad a las personas en su funcionamiento social, interpersonal, laboral y en situaciones graves en su totalidad como persona.

Puede afectar en situaciones más leves el rendimiento laboral o académico, llevar a tensiones interpersonales y llevar en situaciones más graves a la incapacidad completa de levantarse de la cama, de relacionarse con otras personas, a retraimiento social completo.

Como señala el Dr. Adrián Mundt, psiquiatra de nuestra Clínica Psiquiátrica Universitaria, esta enfermedad “afecta más a mujeres que a hombres, frecuentemente con inicio en la adolescencia o adultez joven. Se manifiesta como episodio por el cual tenemos criterios de dos semanas de duración para su diagnóstico y frecuentemente es un cuadro recurrente”.

Y agregó que: “subjetivamente una persona con depresión puede sentir tristeza, pena, cansancio, falta de energía, a veces irritabilidad, falta de poder disfrutar de situaciones que antes generaban placer. En situaciones graves deseos de morir o suicidarse”.

Existen depresiones bipolares que vienen como episodio depresivo alternándoselas con manías o hipomanías; existen depresiones con característicos mixtos que presentan algunos elementos de la manía como la aceleración o irritabilidad marcada; existen depresiones atípicas con hipersomnio y aumento de apetito que se ven más frecuentemente en espectros bipolares. Existen depresiones reactivas como consecuencia de acontecimientos adversos, conflictos, duelos, traumas; existen depresiones endógenas que vienen de la nada, frecuentemente en personas con vulnerabilidad genética, más biológica, así como también existen depresiones postparto que vienen en situaciones específicas de cambios hormonales y sociales.

Por su parte, la Dra. María Isabel Behrens, neuróloga y directora del Centro de Investigación Clínica Avanzada (CICA) de nuestro hospital, afirma que: “La depresión prolongada en el tiempo podría provocar pérdida de memoria. Entre sus principales síntomas se encontraría el trastorno cognitivo como falta de atención, concentración, dificultad parta tomar decisiones y fallas en la memoria. Existe incluso un cuadro llamado pseudodemencia depresiva, es decir la depresión puede simular una demencia en algunos casos”.

La prevalencia de haber tenido depresión en el último año se ha estimado en cerca de 5% y en 10% de por vida en el mundo. “Los datos en Chile están en congruencia con lo que se ha visto mundialmente, incluso más alto. Es una de las enfermedades más frecuentes en el mundo con la carga por enfermedad DALY enter las más altas de todas las enfermedades. También, la prevalencia ha aumentado durante la pandemia del Covid-19”, enfatizó el Dr. Mundt.

Y añadió que: “la depresión es muy tratable, mejorable y sanable en la gran mayoría de los cuadros. Hay psicoterapias y farmacoterapias muy efectivas, y los tratamientos achican el episodio”.

Estudios clínicos han confirmado que existen múltiples tipos de depresión como las depresiones agitadas, que vienen con ansiedad o inquietud, depresiones melancólicas que vienen con tristeza profunda, frecuentemente personalidad altruista de base e ideación de culpa, depresiones graves se pueden manifestar con psicosis, delirios como ideas fijas, apodícticas de culpa, nihilismo, pobreza, padecer una enfermedad médica, etcétera.

La Dra. Behrens, experta en enfermedades de la memoria, añade que: “De acuerdo a estudios de imágenes, la parte del cerebro que se afecta es la región prefrontal, la cual no provoca otras enfermedades neurológicas. Además, sabemos que en casos severos de depresión puede haber una psicosis asociada o conocida como depresión psicótica, con alucinaciones y alteraciones del juicio”.

En el caso de los adultos mayores y con el paso del tiempo, se estima que es más probable que una persona tenga su primer episodio depresivo siendo una persona mayor. En ese contexto, María José Gálvez, neuropsicóloga y especialista en pacientes geriátricos, afirma que: “Esto se da, porque es una época donde en términos de la historia de vida, existen algunas penas que tienen que ver con duelos de roles a raíz de la jubilación, la perdida de la funcionalidad del cuerpo, la adaptación a ciertas patologías crónicas o duelos familiares”.

“El apoyo familiar es fundamental en los adultos mayores para ayudarles en un episodio depresivo. Lo primero es identificar las señales de alerta los que se podrían dar en actitudes de comenzar a ser pesimista de sí mismo, comenzar con anhedonia ─perder la capacidad del goce, de experimentar placer─. Segundo sería funcionar como apoyo no invasivo, en el fondo es no quitarle toda la autovalencia a una persona, confiando en sus capacidades, pero apoyándolos. Y, en tercer lugar, debemos ser capaces de contenerlos y entender que le pasa a una persona mayor”, comentó la profesional.

Actualmente en nuestro país, el trastorno depresivo forma parte de las Garantías Explicitas en Salud (GES) que cuentan con cobertura por FONASA e Isapres. Las depresiones leves y moderadas se pueden tratar en la atención primaria. Personas con depresiones graves frecuentemente se derivan a nivel secundario o especialista. Algunas instituciones como la Universidad de Chile y empresas privadas también tienen su propio servicio psicosocial y de salud para sus funcionarios y que cuenta con atenciones de profesionales psicólogos y psiquiatras.

Fuente: Hospital Clínico de la Universidad de Chile.