“El Diálogo como condición necesaria para vivir en comunidad”
Es necesario que recordemos que TODOS somos PERSONAS. Para lograr un estado de bienestar y salud necesitamos poder contar con vínculos sanos. Un vínculo sano supone una relación humana en que nos sentimos RECONOCIDOS y RESPETADOS por el otro en nuestra DIGNIDAD de PERSONA, y a su vez, en que el otro también tiene la experiencia de sentirse RECONOCIDO y RESPETADO por nosotros.
Cuando no se da este RECONOCIMIENTO y RESPETO mutuo, los vínculos se van deteriorando, y pueden terminar dándose situaciones en que la DIGNIDAD de PERSONA se vea afectada. El odio, la rabia, la violencia, la indiferencia, todo tipo de abusos, en la medida que menoscaban la DIGNIDAD de la PERSONA, producen dañan severamente los vínculos y producen gran sufrimiento en las personas. El resultado de esto es que dejamos de CONFIAR y, cuando esto ocurre, nuestro cerebro nos engaña y no nos permite ver lo bueno que existe en el otro.
Para poder volver a RECONOCERNOS y confiar, tenemos que saber DIALOGAR. Las personas SIEMPRE nos comunicamos, pero NO siempre dialogamos. El diálogo nos transforma y, en la medida que nos conecta con nosotros mismos, nos lleva a ser humildes. Con HUMILDAD podemos mirar el mundo interno del otro y su DIGNIDAD. Con HUMILDAD podemos mostrar nuestro mundo interno y nuestra DIGNIDAD.
En tiempos de crisis es difícil dialogar. La historia de nuestro país desde el 70 en adelante, y las injusticias y abusos de los últimos años, nos han dividido como sociedad y como personas. El refuerzo de nuestro círculo comunitario a ciertos relatos, sumado al estrés de la crisis y la falta de diálogo, sólo nos hace sólo considerar válida nuestra visión de los hechos. Esta constituye un “SABER” que es LEGíTIMO, pero INCOMPLETO y subjetivo. Este “saber” puede entrar en CONFLICTO con el otro que tiene un “saber” distinto. Para compartir nuestros “saberes” debemos DIALOGAR.
El riesgo de NO DIALOGAR en tiempos de crisis es el entrar en MODO DE SUPERVIVENCIA, con lo cual se activan toda nuestra defensividad, desconfianza, y reacciones emocionales de lucha o huida, lo cual nos lleva a poner al OTRO como un ENEMIGO. Esto a su vez hace muy difícil el diálogo. Por eso, es necesario que en tiempos de crisis logremos vernos como un “NOSOTROS”. Resolver cualquier crisis entre personas depende de nuestra capacidad de construir un NOSTROS. Querámoslo o no, “navegamos EN EL MISMO BOTE”.
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