Depresión endógena, distimia y trastorno bipolar: ¿Cuáles son sus diferencias?.
El Dr. Jonathan Véliz, Subdirector de la Clínica Psiquiátrica del HCUCH, nos informa sobre las diferencias entre estas patologías y cómo tratarlas adecuadamente.
La actriz nacional, Tamara Acosta, reconoció hace algunos días que padece de depresión endógena y que hace 15 años se está tratando, «tuve varios episodios de depresión y finalmente fui diagnosticada con este diagnóstico, el que requiere tratamiento y que no puedo autocontrolar.”
La depresión es un trastorno del estado de ánimo que se manifiesta a partir de una serie de síntomas que incluyen cambios bruscos del humor, irritabilidad, falta de entusiasmo y una sensación de congoja o angustia. Puede implicar la pérdida de interés en actividades hasta entonces queridas, cambios cognitivos y elevada autocrítica.
La depresión mayor (endógena), distimia y trastorno bipolar son trastornos psiquiátricos que podrían llegar a confundirse por sus características similares. Es por eso que el Dr. Jonathan Véliz, Subdirector de la Clínica Psiquiátrica del HCUCH, nos informa sobre las diferencias entre estas patologías y cómo tratarlas adecuadamente.
¿Qué es la depresión endógena?
La depresión endógena es un término que al día de hoy no se utiliza mucho en las clasificaciones contemporáneas, aunque clínicamente tiene sentido. “Endógeno” quiere decir que nace desde dentro del individuo, pone el acento desde donde se originan los cuadros. Hoy se habla de depresión mayor; más que apuntar a un origen particular, apunta a la presencia de síntomas:
– Falta de energía que dura habitualmente más de dos semanas.
– Presencia de otros síntomas en la línea de trastornos del ánimo.
– Ideas que impiden al individuo seguir con su vida normal.
Respecto al mito que existe en la población sobre que las personas nacen con depresión endógena, el Dr. Véliz nos aclara “más que ellas nazcan con esta patología, la depresión es una predisposición biológica o de herencia muy marcada con esta idea de que hay familias de depresivos (…) Independiente de lo que esté generando este cuadro, es una depresión. Hay que poner esto como énfasis más que en el de dónde viene”.
¿Qué es la distimia?
Es un trastorno en que los síntomas son más moderados:
– Alteraciones en la autoestima
– Ideas de insuficiencia
No compromete tanto el ánimo, es menos intenso, pero el tratamiento es más complicado. Estos pacientes requieren psicoterapia y tomar medicamentos, de lo contrario, la patología tiende a volver y se empieza a crear una personalidad en torno a esto. Esta patología tiende a la recurrencia, se empieza a constituir un modo de ser, una personalidad que puede durar años, entonces es más difícil el tratamiento.
¿Qué es el trastorno bipolar?
Lo caracteriza principalmente los momentos de descompensación que pueden durar días, semanas o meses. Tienen un momento depresivo que puede asemejarse a una depresión mayor, pero con otros síntomas que son atípicos:
– Mantener más sueño de lo normal durante el día.
– Mostrar ritmo biológico, mental y corporal más lento.
– Aumento del apetito, especialmente asociado a hidratos de carbono
La depresión típica es la inhibición del apetito, por eso ésta es atípica. Puede tener diferentes momentos, como por ejemplo, irritabilidad.
¿Cómo reconocer estos cuadros? Depresión mayor: Destaca el ánimo bajo y la falta de entusiasmo para hacer las cosas. Para poder distinguir entre depresión o tristeza hay síntomas cardinales, pero también son importantes las alteraciones del sueño, del apetito y del ritmo biológico.
Distimia: Es un cuadro más solapado, oculto, por lo tanto, es difícil distinguirlo del modo de ser del individuo, pero se logra encontrar el inicio. Habitualmente la frase es “yo no era así y en cierto minuto empecé a cambiar”.
Bipolaridad: Se reconocen fases marcadas por distintos estados anímicos y reducción de la necesidad de dormir.
“La evaluación clínica es clave. Si el paciente tiene una depresión típica es poco probable que tenga bipolaridad, pero si se trata de una depresión atípica puede tratarse de un trastorno bipolar”, destacó el especialista.
¿Cómo se determinan estas patologías?
El diagnóstico es clínico. Se ha ido sensibilizando más en ir encontrando diagnósticos tempranamente. “Hace 15 años esto era imposible. Los trastornos bipolares se consideraban enfermedades de la medianía de la vida y con los últimos estudios realizados se ha comprobado que son enfermedades que parten en la adolescencia”, asegura el Dr. Véliz.
Agrega también que, “si se observa un cambio en torno al “no poder”, la energía, el apetito, la concentración, la memoria y que pase a ser persistente por varios días o incluso un par de semanas, se debería consultar. Los médicos generales también pueden diagnosticar este tipo de patologías”.
Tratamientos
El proceso de tratamiento es con terapias integradas que incluyan fármacos y psicoterapia, “eso es lo mejor porque no solo se mejoran los síntomas, sino que también se desarrollan herramientas para ir reconociendo las fases que se dan en cada persona”, asegura el especialista.
Habitualmente la depresión no comienza cuando uno consulta, sino que parte antes y en tratamientos precoces se han demostrado mejores resultados. Lo clave es un tratamiento integrado y descartar condiciones físicas como anemia, hipotiroidismo, problemas reumatológicos. Es por eso que las personas deben intentar reconocerlo con anterioridad.
Existe un plan GES para la bipolaridad y para la depresión (incluye a la distimia). Esto da más oportunidades de tratamiento a la población, pero hay que regularizar la continuidad del proceso, la calidad y que exista seguimiento.
La personas deben saber que el tratamiento no se termina cuando se sienten bien. Deben esperar el alta porque si uno interrumpe los tratamientos, el riesgo de recaída es alto. Es igual que usar antibióticos: si se termina de buena manera hay mas efectividad.
¿Qué tipo de población es la que más padece estas patologías?
Según la Encuesta Nacional de Salud (ENS 2011), la prevalencia de la enfermedad en Chile afecta mayormente a mujeres, con un 25,7%.
A pesar de estas cifras, el Dr. Véliz afirma que es un problema transversal y que se da en todas las edades y géneros; no hay un grupo en que se pueda clasificar. Existe en adultos mayores y en adolescentes también.