Cuando el juego se vuelve patológico.
La mayoría de las personas en Chile han participado de algún tipo de juego de azar; se ha transformado en moda ir a casinos, jugar en máquinas tragamonedas y apostar en carreras de caballos. ¿Cuándo este entretenimiento se transforma en adicción? ¿Por qué algunos quedan atrapados en el juego?
Se estima que en nuestro país entre el 0,5% al 2% de la población general padece de ludopatía, una adicción que se revela cuando la persona pierde el control sobre el juego. Según explica el Dr. Carlos Ibáñez, Jefe la Unidad de Adicciones de la Clínica Psiquiátrica Universitaria de la Universidad de Chile, “se manifiesta cuando el jugador aumenta progresivamente sus apuestas para sentir la emoción del juego; cuando se siente mal, irritable, ansioso y no puede dormir si está privado del mismo; cuando tiene efectos negativos en su vida, como deudas, mentiras para encubrir la magnitud de los desarreglos económicos; problemas familiares producto de su adicción y a pesar de todo sigue jugando”.
Según el especialista el juego es una conducta frecuente en la población y la gran mayoría de las personas no se vuelven ludópatas. Entonces ¿Por qué hay quienes quedan atrapados en el juego? “Existen ciertas patologías de salud mental que predisponen y son comórbidas con la ludopatía, como por ejemplo, los trastornos ansiosos, de ánimo, depresivos, así como el abuso de sustancias como alcohol, tabaco y las drogas”. Y agrega, “la edad es también un factor de riesgo, mientras más tempranamente se exponen los adolescentes a situaciones de riesgo más posibilidades tienen de desarrollar una adicción”.
Asimismo, hay factores de riesgo socioeconómicos que pueden llevar a un jugador a perder el control. El Dr. Ibáñez precisa, “una persona que no tiene una familia contenedora y que su única posibilidad de distracción es jugar en las máquinas tragamonedas, consumir alcohol o drogas, tiene más opciones de perder el control que aquella que tiene una familia protectora y que además tiene la posibilidad de hacer actividades culturales y deportivas”.
“Además hay ciertas forma de jugar que pueden generar más fácilmente una ludopatía, como por ejemplo, cuando la persona juega para sentirse mejor, olvidar una pena, disminuir la ansiedad, evitar emociones displacenteras”.
¿Cómo nos damos cuenta cuando un simple entretenimiento se convierte en adicción?
“Existen dimensiones de riesgo en el juego: un jugador no pierde el control de un momento para otro, ya que es algo progresivo, así que las personas y sus familiares tienen muchas oportunidades para frenar el proceso adictivo antes de que ya esté instalado.
Hay señales de alarma en una persona que se está iniciando en un juego de alto riesgo: pierde dinero en el casino y tiene la idea fija de recuperarlo; aumenta sus apuestas, pensando que tiene más opciones de ganar; gasta más dinero apostando del que quería inicialmente, poniendo en riesgo las finanzas de la familia; abandona las actividades familiares para irse a apostar y miente; tiene ideas fantasiosas sobre su control sobre las máquinas o las apuestas. Estos son indicios que se dan ocasionalmente, pero sirven de alerta”.
Según el experto en adicciones, en este punto su entorno cercano es un pilar fundamental para evitar la pérdida de control sobre el juego, “la familia debe manifestar su preocupación porque la conducta con el juego es de riesgo; debe pedirle que se frene, que compartan actividades y contenerlo. No es recomendable enojarse ni tampoco pagarle las deudas de juego porque esto no lo ayudará a frenarse. Lo que no puede ocurrir es que se ignoren o minimicen estas conductas de riesgo”.
¿Cuándo consultar con un especialista?
“Cuando la adicción ya está instalada, el jugador miente sistemáticamente en la casa y no es capaz de cumplir con sus funciones habituales, tiene deudas que no puede cubrir y no es capaz de abandonar el juego. Es el momento de solicitar ayuda profesional y junto con esto la familia debe hacerse cargo de la administración del dinero.
Además lo recomendable es que el ludópata nunca más vuelva a acercarse a un casino, para lo cual existe un trámite de autoexclusión voluntaria que se hace ante notaría y se presenta directamente en los casinos”.
¿Qué tratamiento existe para la ludopatía?
“El paciente debe ingresar a un programa especializado en adicciones, el cual cuente con un equipo interdisciplinario, compuesto por psiquiatras, psicólogos y terapeutas ocupacionales. Un programa ambulatorio que incluya psicoterapia individual, intervenciones con la familia y apoyo de grupos de adicciones.
Las terapias que realizamos en la Clínica Psiquiátrica consisten en ayudarle a la persona a no recaer en el juego. Para ello se identifica cuáles son los factores gatillantes que lo llevan a jugar, se le ayuda a resolver ciertas ideas fantasiosas sobre su control con el juego, se le orienta para llevar un estilo de vida menos estresante y a encontrar formas de afrontar mejor la vida.
En caso de existir riesgo suicida producto de lo mal que lo está pasando, también existe la opción de hospitalización”.
¿Es el ludópata una persona peligrosa?
“Hay que ser claro. Dentro de los criterios diagnósticos del juego patológico no está la heteroagresividad y no tiene más riesgo de cometer conductas de asesinato que cualquier otra persona. Se ha creado una asociación compleja a propósito de los casos dramáticos y se estigmatiza al ludópata como un individuo muy peligroso que puede significar una amenaza para la sociedad y eso no es correcto. Y es complejo, ya que son personas que lo están pasando mal.
La ludopatía es un problema de salud mental que tiene tratamiento y, por lo tanto, las personas y sus familias se pueden sentir francamente mejor”.