¿Cómo lidiar con las peleas de los niños en el colegio?
Olga Fernández, psicóloga infantil, y Muriel Halpern, psiquiatra infantil de la Clínica Psiquiátrica del Hospital Clínico Universidad de Chile, entregan algunos consejos para afrontar este tipo de situaciones.
Se aproxima marzo y con ello el inicio del periodo escolar, lo que significa que la mayoría de los niños regresa a su rutina de aprendizaje y responsabilidades. La mayoría no demora en adaptarse al comienzo de este nuevo año, ya sea por volver a ver a sus amigos o por el buen ambiente escolar en el que se desenvuelven, pero no en todos los casos es una experiencia positiva.
La última Encuesta Nacional de Polivictimización revela que un 10% de niños y adolescentes ha estado expuesto a violencia más de una vez, lo que incluye la violencia escolar.
Las especialistas de la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Chile, Dra. Olga Fernández y Dra. Muriel Halpern, entregan consejos para afrontar este tipo de situaciones.
Solucionar problemas y plantear diferencias se puede transformar fácilmente en agresiones para algunos niños. Es ahí cuando las peleas se solucionan con un combo o con burlas y, por lo tanto, se reproduce lo aprendido en la casa: la dificultad de manejar y tolerar la diversidad.
¿Cómo reconocer la violencia escolar?
Hay que valorar la conducta normal de un niño. Ellos pueden discutir o pelear y eso está dentro de lo esperable en el desarrollo infantil, pero cuando se sobrepasan esos límites o se hacen recurrentes, es preocupante porque puede estarse frente a un problema mayor o a una patología.
Allí surge el tema de la violencia escolar: sistemáticamente con patrones de comportamiento irregulares en los niños, existiendo asimetría en los rasgos del poder. Es una experiencia de sufrimiento para la persona que está siendo maltratada, se produciría una minimización por parte del maltratador y eso es lo que constituye una relación de violencia escolar.
¿Qué hacer como padres frente a una posible situación de violencia escolar?
– Explorar, conocer e involucrarse con el colegio: los padres que están comprometidos con las actividades escolares pueden asociarse mejor con sus hijos.
– Registrar el dolor o desagrado en los menores: estar atentos a lo ocurrido en el colegio, ya que puede estar ocurriendo este tipo de problemas a nivel de curso.
– Enseñar a los niños a manifestar la incomodidad o desagrado: si ellos dan aviso de que hay algo que les molesta en el juego o en alguna otra situación, se fija un límite y se autorregulan los posibles episodios de violencia.
Los profesores junto con los padres deben cumplir un rol fundamental en la prevención para lograr detectar pequeñas tensiones y de esa forma, anticiparse a que los conflictos continúen.
¿Qué tipo de conductas es importante reconocer?
Existen niños más disruptivos, con problemas para controlar sus impulsos y además con trastornos por déficit atencional. Por otra parte, hay niños que pueden ser más agresivos y comienzan con esta actitud desde pequeños: en estos casos no es bueno el pronóstico.
Ese perfil de niños tienen que ser observados con más atención, porque si desde la etapa preescolar están acostumbrados a golpear, morder, escupir como conducta persistente, deben ser evaluados e intervenidos.
Usualmente son niños que han sufrido malos tratos en casa, familias con problemas graves, como el consumo de drogas y/o alcohol, situaciones traumáticas de irritabilidad y pelea.
Consecuencias
Este niño lo va a pasar mal, tendrían una mala experiencia porque recibirían rechazo por parte de sus pares, pudiendo incluso ser expulsado de colegios, no tener amigos y no sociabilizar de manera adecuada.
Como consecuencia de ello, estos menores comenzarían a juntarse con niños de actitudes similares y a formar una identidad negativa, asociados con otros problemas más serios de conducta.
El principal consejo es estar alerta, participar e involucrarse para conocer el entorno escolar, ya que esto aumenta en el niño el sentido de pertenencia en el sistema y eso es favorable en todos los ámbitos.