¿Cómo enfrentar las pataletas en los niños?
Las pataletas de los hijos son parte de la vida de algunos padres, episodios de llanto, gritos y hasta golpes son la tónica de la vida cotidiana y lamentablemente, en ocasiones se convierten en situaciones inmanejables.
Las pataletas son complejas reacciones afectivas y sociales que se asocian a estados de frustración, en el contexto de una interacción social. Tienen diferentes manifestaciones e intensidades de acuerdo a la edad y a la condición particular de cada niño o niña y generalmente se producen hasta los cinco o seis años.
Según el psicólogo del Servicio de Psiquiatría del Hospital Clínico Universidad de Chile, Carlos González, las pataletas “se expresan con un comienzo asociado a la frustración de un deseo, por ejemplo, cuando se retira una gratificación (una actividad, un juguete, comida) o cuando no se cumple una expectativa (llevarse un juguete de la vitrina)”.
El fenómeno de las pataletas suele comenzar en los niños con quejas e insistencias y luego escalar rápidamente a llanto, expresión psicomotora, conductas agresivas verbales o físicas. Cuando baja la rabia, se puede observar angustia porque el menor desea apegarse luego de la tormenta emocional vivida.
“Las pataletas forman parte de una situación de conflicto temprano. Lo importante es ver cómo prevenirlos y no aumentarlos”, advierte el especialista.
¿Por qué se producen?
Los estados de frustración se incrementan hacia la edad preescolar, ya que aumentan los conflictos entre los deseos y expectativas y el sistema de normas de los padres. La frustración por lo demás puede llegar a ser muy intensa, ya que los preescolares y escolares no tienen las capacidades de autorregulación maduras, las que a medida que se desarrollan van atenuando la reacción a la frustración (pensar en otra cosa, aceptación, distracción, auto instrucciones para calmarse, etc.
Niños con dificultades en el neuro desarrollo como por ejemplo, síndrome de Down o trastornos del desarrollo pueden tener episodios de frustración aun más intensos que el promedio.
¿Cómo debemos reaccionar los padres?
Debe considerarse que las pataletas tienen un ciclo, desde el gatillante, primeras protestas y peticiones, pasando por el pick de rabia y luego una etapa de angustia. Las recomendaciones son diferentes para cada etapa.
– Fomentar un sistema predecible de reglas. Eso previene las insistencias y las expectativas desbordadas.
– Cuando comienzan las insistencias y quejas por algo, ayudar al hijo(a) a identificar que desea, aunque no se conceda. Esto favorece la toma de conciencia emocional.
– Explicar en forma concreta y simple qué va a ocurrir con lo que el niño desea.
– Distraer cuando se desea algo que no se puede tener.
– Si ya ocurre una reacción de mucha frustración, evitar dejar solo. Tomarse tiempo para que el niño se calme un poco e insistir en que se espera que se calme un poco y que hable.
– No aceptar los gritos y llantos como una forma de comunicarse. Reforzar cuando el niño logra hablar y poner atención si tiene ese logro.
– Si hubo gritos, palabras duras, ofensas o agresión física por parte del niño(a), dar espacio para que pida disculpas en la etapa en que está más angustiado y con deseos de apegarse y hacer compromisos.
– Enseñarle que lo que siente es rabia y que eso es normal, pero que no es bueno gritar y llorar, ya que lo bueno es hablar.
– Si se va a quitar una actividad placentera como, por ejemplo, apagar la TV, anticipárselo.
¿Qué actitudes nocivas tienen los padres que estimulan las pataletas?
– Mandar a la pieza con la puerta cerrada porque con eso el niño reprime la rabia para acabar con el castigo, pero se empeora el vínculo.
– No aceptar las muestras de disculpas y de apego posteriores a la rabia.
– Retar sin explicar.
– Ser impredecibles en las normas.
– Retar diciendo lo que no se debe hacer, en vez de insistir en lo que se espera que se haga.
– Ridiculizar.
– Que los padres se quejen sin ser asertivos, ya que eso no entrega una pauta clara en la mente del niño(a).
¿Cuándo se debe acudir a un especialista?
– Cuando los padres se sienten muy desgastados y no quieren salir con el hijo(a).
– Cuando se extienden a la casa, escuela, de visita, cumpleaños y se vuelven cotidianas.
– Cuando duran demasiado y los padres pierden el control en sus reacciones.
Usualmente se acompañan con otras dificultades como déficit atencional, dificultades sociales, desacuerdo de los padres y pueden asociarse a problemas precoces de ansiedad y depresión en los niños.